jueves, 19 de abril de 2012

Los dobles de Xavier Le Roy en la Fundación Tàpies



Hola, ¿Queréis que os enseñe algo?
Esa es la frase con la que nos recibe una bailarina-intérprete-performer (¿algo más?) cuando entramos a la planta baja de la Fundación Tapies.
El impacto de la pregunta de la intérprete es fuerte.
Uno nunca se imagina llegando a un museo ( que pensamos como el lugar de culto, de silencio, de la contemplación y las reflexiones ) y encontrarse con un grupo de personas que te interpelan directamente.
Observo como esa gran sala desubica a los espectadores, que buscan desesperados por las paredes alguna referencia, alguna información, textos de sala, imágenes que acompañen u objetos que marquen un recorrido. Pero no, en esta ocasión no se trata de esto, es otra cosa, es un experimento.

Henry Bergson en su libro " La evolución creadora" nos dejaba una idea fascinante:
"Lo que un individuo percibe como ausencia de un objeto es en realidad el hallazgo de otro objeto que no buscaba"[1], y eso es precisamente lo que ocurre en "Retrospectiva", no encontramos aquello que esperábamos pero hallamos otra cosa: sujetos, intérpretes, cuerpos que se activan frente a nosotros dando paso a una relación diferente. El espectador no está aquí para observar pasivamente, sino que tiene un papel fundamental. De hecho, es el instrumento de la exposición, se coloca, acompaña, observa, interactúa y reacciona constantemente a las coreografías que se dan frente a él.

Además, mientras asistimos al "evento" caemos en la cuenta de que no es una retrospectiva meramente recopilatoria de todo el trabajo de Le Roy, sino más bien una composición nueva que construye a partir de sus "solos" más importantes y siendo consciente en todo momento de la implicación personal de los intérpretes, que no se limitan a copiar coreografías sino que adoptan otro rol mucho más decisivo. Encarnan a Le Roy a partir de sus propias experiencias personales,
metamorfoseándose así en dobles de Le Roy, dobles que multiplican su trabajo, lo reproducen y enriquecen de una manera sorprendente. Así, el espectador no asiste solamente a la puesta en escena de las obras del autor, asiste a reinterpretaciones diferentes, haciendo de este evento  algo en constante cambio, que no se agota jamás sino que crece y se transforma.

Quizás uno de los equilibrios más interesantes de esta exposición es que al inicio parece un evento caótico, pero a medida que el tiempo transcurre (un tiempo que no está marcado ni delimitado sino que es flexible e incierto) la sensación de recorrido aparece, llevándonos a la segunda sala, la cual está totalmente dedicada a la consulta de información y al diálogo. Allí nos encontramos al resto de intérpretes que en su momento de descanso toman la iniciativa y vuelven a interpelarnos:
¿Que os ha parecido?.
Ahora no se trata de asistir a nada, nosotros, los visitantes somos los actores principales de una situación que nos resitua, nos incomoda y nos conmociona porque nos desplaza a otro lugar. Ahora somos el centro de atención y depende de nuestras reacciones lo que allí se construya en ese preciso instante.

Por si la desubicación no es suficiente aún falta otra sala, llamada “Untitled”, totalmente a oscuras, deja entrever unas marionetas del tamaño y volumen de Le Roy que deben ser iluminadas por los visitantes en cada ocasión. En la penumbra las marionetas no dejan claro si hay alguien o no, si comenzarán a moverse en cualquier momento o están totalmente inertes, la inquietud se apodera del espectador. En este caso los dobles de Le Roy son inertes, inmóviles, no reinterpretan, ocupan el espacio de los objetos y interpelan al espectador hacia algo más inquietante que el dialogo, hacia lo desconocido, lo oscuro, lo que debemos iluminar para darnos cuenta de que es inofensivo. El recorrido empieza con una pregunta y acaba con una total inquietud.


Ciertamente uno tiene la sensación de que vale la pena regresar a ver la exposición en varias ocasiones. Y es que “Retrospectiva” de Le Roy plantea la ruptura de los límites institucionales del museo, de las relaciones entre espectadores y obra, incluso de las relaciones entre “autor” e intérpretes y cuando una iniciativa rompe con todo aquello que creíamos conocer la sensación de desconcierto nos obliga a decir : quiero volver a verla, para ser otra vez un doble de Le Roy, es decir, para comprenderla.


[1] La evolución creativa - Buenos Aires. Editorial Cactus Diciembre 2007.