Pocas ciudades
son tan apropiadas para entablar el debate sobre el espacio público como
Barcelona, cuya forma se ha ido definiendo siempre a través de grandes eventos
culturales dando lugar a una planificación urbanística revisada constantemente,
y en la cual el espacio público ha entrado en tensión constantemente con cada
una de las decisiones biopolíticas que ha llevado a cabo el gobierno de
Barcelona.
Cada renovación, cada ampliación y creación de nuevos espacios ha
ido acompañada inevitablemente de la colocación de esculturas públicas en toda
la ciudad, de hecho, en 1987 Robert Hugues en su libro "the spaces and
esculptures" hablaba de Barcelona y resaltaba que la ciudad poseía
literalmente “el programa de escultura y parque más ambicioso de su
tipología que nunca haya lanzado un gobierno del siglo XX”.
Y no solo es
cuestión de que haya una gran cantidad de obras desperdigadas, sino que
encontramos esculturas que quieren a su vez reflexionar sobre el espacio que
ocupan, un gran ejemplo es la obra de Rebecca Horn “ La estrella Herida”(2007)
situada en la playa de la Barceloneta en la cual observamos un homenaje a todas
las construcciones y chiringuitos que ocupaban la Barceloneta antes de la
renovación urbanística que preparó a la ciudad para las Olimpiadas y que acabó con esas construcciones a
favor de una modernidad mucho más global y turística.
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Estrella herida de Rebecca Horn |
Barcelona es
una ciudad que vive esa eterna tensión, la transformación y renovación en
contra del cuidado a la memoria histórica, y en esa tensión se inscribe el
espacio público de la ciudad. Un espacio que se transforma constantemente y en el cual aparecen espacios
borderline cargados de historia y a la vez
renegando de ella, espacios que no saben si son nuevos o no y oscilan entre las dos opciones y se adaptan a los tiempos, siempre
cambiantes. La plaza dels Ángels
es un gran ejemplo de esta esquizofrenia, en ocasiones es un espacio
totalmente público cargado de todas las connotaciones del barrio en el que se
inscribe y en otras el museo (Macba) se apropia de él y le da diferentes usos y
funciones. El museo quiere abrirse a la ciudad y mezclarse con ella pero entra
en disputa constantemente con la realidad social (no demasiado agradable por
cierto) que envuelve el blanco edificio de Meyer.
Tanta blancura
y pureza formal se ve “atacada” constantemente desde una plaza que cuya vida es
imposible controlar y al final al museo no le queda más opción que devolver la
mirada a un espacio “público” que ha demostrado tener vida propia y ser
prácticamente ingobernable.
La nueva
exposición de Rita Mc Bride en el Macba “Public tender” que se podrá visitar hasta el 24 de Septiembre, se inserta en
esta mirada.
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Arena de Rita McBride en el Macba |
La obra estrella, que ya se presentó en
la pasada exposición “El tiempo como materia” es Arena (1997) una enorme estructura de madera que recuerda a las Arenas
romanas en las cuales el público tenía un gran poder de intervención. Esta
Arena contemporánea apela directamente a la participación del visitante del
museo, nos invita a invadirla, a sentarnos en ella, a experimentar su enorme
tamaño y con esta interacción pone a prueba la lógica básica del museo, ya no
estamos aquí solo para observar, ahora nos toca participar. Ahora toca ser
partícipes del espectáculo mismo de estar en el interior del museo. A la vez
las paredes de la sala se han fragmentado y separado frente a la estructura
para dejarnos ver a través de la pared de cristal del museo la Plaza dels
Ángels. La reflexión es sencilla, ahora el verdadero espectáculo está en la
calle y Rita Mcbride nos da las herramientas necesarias para observarlo desde
su Arena.
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Mae West de Rita McBride en Munich |
En esta misma línea participativa y de
reflexión sobre lo “público” se insertan la mayor parte de sus trabajos, al
final de la exposición por ejemplo encontramos un vídeo dedicado a los vecinos
que vivían cerca de la escultura pública que hizo en Munich llamada Mae West, una enorme escultura de unos 52 metros de altura que sorprendió
a toda la comunidad. Una comunidad que deja plasmadas sus impresiones en el
video que acompaña la obra, entendemos así que para Rita McBride es tan
importante su obra como las reacciones que la acompañan.
En definitiva, una exposición para
reflexionar sobre la ciudad, el urbanismo la escultura y su relación con el
público y los ciudadanos que habitamos las ciudades sin olvidar que como bien
dice Rita McBride “Pienso que si la escultura tiene alguna virtud es que
crea su propio lugar, su propio espacio”.