La muestra nos
plantea diferentes áreas de
reflexión alrededor del uso y consumo que damos a las imágenes que nos
envuelven diaria y constantemente.
Cada uno de estos temas está ilustrado con montajes audiovisuales formados de una cuidada
selección de imágenes.

Después de ver
la muestra una pregunta es ineludible ¿Qué nivel de importancia tienen las
imágenes en la creación de un imaginario colectivo que se traduce en deseo?.
La publicidad
con sus espejismos de “belleza”, opulencia o eterna juventud. El deporte con
sus supuestos valores de trabajo en equipo, competición, triunfo y culto al
cuerpo. Incluso las imágenes de políticos convertidos en estrellas mediáticas
conforman también un imaginario de lo que es la personalización del poder.
Es
significativo que por un lado todos estos arquetipos mediáticos prometan, en
definitiva, una mayor inclusión social y por el otro la multiplicación de
pantallas va acompañada casi inevitablemente por una tendencia cada vez más
fuerte al aislamiento y la soledad individual.

El poder ha
instrumentalizado las pantallas
desde que se dio cuenta de su poder de seducción. Para transmitir
discursos políticos, para crear deseo (de consumo, evidentemente) o para fines
no tan transparentes como el control y la vigilancia.
En 2005 el
artista polaco Krzysztof Wodiczko presentaba una instalación llamada “If you
see something” en la cual se aludía directamente al mensaje sonoro que se
podía oír en el metro de Nueva York después de los atentados del 11-S. La idea
era, si ves “algo” AVISA.
Es instalación
resume a la perfección el momento actual en cuanto a pantallas y control se
refiere. Todos tenemos cámaras, todos consumimos y producimos imágenes
constantemente y por lo tanto, todos nos podemos vigilar unos a otros. La
privacidad es un derecho que hemos perdido sin a penas darnos cuenta. El gran
ojo que todo lo ve somos todos y cada uno de nosotros
La pantalla como dispositivo creador y archivador de historia, la
pantalla como instrumento de poder. Pantallas que crean sueños o pantallas
exageradas y desagradables llenas de una violencia y pornografía exacerbada.
Quizás ha llegado el momento de reflexionar sobre cómo queremos que sean las
pantallas del futuro.
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